“Los días del hombre no son sino hierba: crecen como las flores del campo; cuando el viento pasa sobre ellas, desaparecen…“
Así dice uno de los libros más sagrados de la humanidad, La Biblia. Concretamente en el Salmo 103, claro ejemplo del simbolismo o la metáfora de las flores y el hombre desde la antigüedad. Una relación que aun perdura centurias después.
Datar el acto de dejar flores en las tumbas en algo muy difícil, pero hace unos años un estudio de la Universidad de Haifa en Israel, encontró restos de flores aromáticas y plantas con flores en unas tumbas que corresponden a la Edad de Piedra, en un pueblo que existió en mediterráneo entre 13.000 y 9.800 a.C pertenecía pues a la cultura Natufiense, los primeros agricultores del mundo.
El uso de flores, y aunque en tiempo sea una humanidad alejada de la nuestra, está cerca en sentimientos y percepciones del mundo que nos rodea, al final somos iguales el hombre actual y el hombre prehistórico. Los mismos miedos, dudas, sentimientos… Es por esto que usando el razonamiento y el sentido común, las flores aromáticas se emplearían para ocultar olores de la putrefacción y espantar insectos o tapar heridas de una forma delicada y amorosa y poder estar velando durante más tiempo al ser querido.
Las flores son hermosas, de eso no hay duda, y en un gesto de amor, a la persona que se le va, se entrega flores, parte de algo hermoso del mundo que deja, parte de nosotros en última ofrenda. Posiblemente en el mundo antiguo las flores serían los adornos de mayor relevancia y admiración por sus bellos colores y formas. No de extrañar encontrar ramilletes en las lápidas de los cementerios de Málaga.
A medida que el hombre avanza en tecnología, conocimiento y técnicas de embalsamamiento, la costumbre de hacer una “cama de flores” al difunto o lo que es hoy en día es normal ver en el cementerio de Málaga ramos de flores en las lápidas, se mantiene, perdurando hasta nuestros días que hemos ido elaborando toda una simbología a cada flor puesto que el amor hacia las plantas y flores aun perdura en el corazón de algunos hombres. Si usted comparte esta admiración le aconsejamos un interesante libro titulado “El alma de las flores” de Jesús Callejo.
En resumen las flores proporcionan un detalle de amor y espiritualidad, y para finalizar, citaremos una bonita cita de Confucio: “Compro arroz para vivir y flores para tener algo por lo que vivir“
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