Archivo mensual 10 mayo, 2018

Seis peldaños para superar el duelo de un hijo

Hoy en Funeraria Fuensol, seis pequeños pasos para superar el duelo de un hijo, que puede servir de ayuda.

1-El Primer paso es pedir ayuda. No dudes en pedir apoyo profesional tras la muerte de un hijo, es indudable que nunca sobra una mano amiga y profesional en este transcurso hacia la curación. Esto obviamente requiere un tiempo dificil de acortar, pero con ayuda puede ser mucho más llevadero.

2-La comunicación entre los padres debe de ser fluida, y darse permiso uno al otro para sentir tristeza, enfado, pánico e incluso alivio por la muerte de su hijo si sufría por alguna enfermedad. Se deben proteger uno al otro, y ser compañeros más que nunca en esta dura pérdida.

3-No mentir. si tu hijo pregunta sobre su muerte. Adapta el mensaje acorde con su edad y su forma de entender el mundo. Ten en cuenta que los niños suelen tener menos prejuicios que los adultos.

4-Acepta tus sentimientos. Desde la absoluta sinceridad, ya sea con la tristeza o la solidez, despide a tu hijo de la forma más respetuoso hacia él y a ti mismo. Di Adiós sin pensar que debes por parte de una forma u otra, cada persona es distinta. La vulnerabilidad o mostrar entereza son iguales de solemne.

5-Tu propia despedida. Aparte de las opciones de entierro, cremación o rituales religiosos. Puedes hacer un acto más íntimo con el resto de los familiares e integran la despedida en un acto personal. Puede ser cantando, leyendo alguna poesía, etc.

6-Ser consciente de tu propia vida. Sea por el motivo que sea, tu hijo falleció. Pero tú estás vives. Debes seguir sintiéndote agradecido e intentar disfrutar tu tiempo y disfrutar de las cosas buenas que aún están por llegar.

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La hora violeta: La pérdida de un hijo por leucemia

El libro del escritor y periodista Sergio del Molino “La hora violeta” describe el año de vida de su hijo Pablo desde que le diagnosticaron un raro tipo de leucemia hasta su muerte. Sergio del Molino ha querido nominar y repetir el nombre de su hijo Pablo para “romper el tabú y el silencio”. Una carta de amor que plasma la huella del niño y su paso por el mundo, convertida en una conmovedora obra literaria. Al modo de otros escritores que plasmaron su dolor por la muerte de un hijo, como Francisco Umbral en Mortal y rosa, por muchos considerado como uno de los mejores libros del siglo XX, que desde Funeraria Fuensol también recomendamos esta lectura. Otro libro famoso es el de la escritora norteamericana Joan Didion en Noches azules o Isabel Allende en Paula.

“Para mí es importantísimo escribir, dar nombre a mi hijo, porque, si no, sería su segunda muerte, a la que no estoy dispuesto. Quería dar forma narrativa a todo lo que había vivido y transformar esa rabia en amor”, explica este autor, quien asegura que no se trata de ninguna “escritura terapéutica”

Sinopsis oficial

Una de las frases que más oye un padre tras la muerte de su hijo es «No tengo palabras». Todo el mundo se queda sin palabras de consuelo en un momento en que los lugares comunes suenan a insulto. Pero Sergio del Molino sí tenía palabras. De hecho, solo tenía palabras, las que forman esta historia de amor titulada La hora violeta. Este libro narra un año de la vida de su hijo Pablo, desde que fue diagnosticado de un raro y grave tipo de leucemia hasta su muerte.

La hora violeta no es solo una apasionada carta de amor de un padre a su hijo, sino también la historia de una búsqueda: la de un término para referirse a los «padres huérfanos». Hay tan pocas palabras de consuelo disponibles que el idioma se ha olvidado incluso de reservar un sustantivo para quienes ven morir a sus hijos. Del Molino expresa sin medias tintas la frustración y la angustia de un padre sin incidir en descripciones sensacionalistas del sufrimiento de su hijo. El resultado son unas emocionantes memorias que trascienden la muerte del niño al que están dedicadas.

La lectura, no intenta suplir la función de una terapia o sesión con el psicólogo. Sino como un apoyo para la reflexión, para sentirte acompañado y comprender que el dolor es parte del proceso de la curación.

Entrevista a Sergio del Molino